Ya sabemos la manera de dirigir el partido que tiene el dirigente popular en Huelva, son muchos años al frente de su organización, es decir, del Partido Popular onubense, que no es suyo, pero él así lo cree, y hace y deshace a su antojo, como si de su propio cortijo se tratase.
En esta ocasión Almonte está en el punto de mira. Consciente de que la plaza es importante por la aportación de votos y la influencia en la configuración de la Diputación, quiere a toda costa obtener, mediante la mentira y la manipulación de la información, el rédito que no es capaz de conseguir en las urnas.
REMEDIO PARA LOS DEMÁS VENDO, QUE PARA MI NO TENGO.
Los dirigentes de otros partidos ya saben por propia experiencia, que González está muy escaso de escrúpulos políticos y que no le importa usar cualquier treta para llevarse algún beneficio. Ahora, sin embargo, es diferente, porque para conseguir su meta personal de obtener un puñado de votos, está poniendo en ridículo a los concejales que le quedan de su propio partido, empujándolos hacia su propia tumba.
Ha cogido la bandera de la acusación sobre el teniente de alcalde socialista Miguel Espina, quiere derribarlo como sea, aunque sea a costa de manejar como marionetas y sacrificar a sus propios concejales.
Les obliga a acusar a la alcaldesa almonteña de cinismo por plantear una declaración institucional a favor de la democracia, acusándola públicamente de mantener a Espina en el gobierno local, contra el que no se ha probado absolutamente nada. Unas acusaciones que dejan en un soberano ridículo a los concejales populares de Almonte, sabiendo que Manuel Andrés es el primero que no ha aplicado el código ético del partido en Almonte ni en ningún lado, que al parecer si lo tiene, pero del que nadie ha visto muestras jamás, y no será porque no ha tenido ocasión, sobre todo en esta plaza.
Cuando alguno de los concejales del PP almonteño ha estado con la “soga al cuello”, implicados, procesados y con juicios abiertos, él ha mirado para otro lado, se ha tapado la nariz y ha argumentado “que sus actividades son objeto de control por las Administraciones Públicas competentes”, eso sí es cinismo señor González.
Lo que a Manuel Andrés le gusta es ejercer la democracia en su propio partido, el pasado mes de abril se expulsa a 8 miembros de la ejecutiva del partido en Almonte, sin dar explicaciones, sin que los 8 condenados a dedo por el lepero, sepan a día de hoy cuáles son las causas de su expulsión; propiciando la entrada en la propia ejecutiva, como secretario de política municipal, al exconcejal José Carlos Curto, con un historial de causas judiciales bastante oscuro, aquí no hay código ético que aplicar. Viva la democracia señor González, y viva el cinismo.
Pero hay más, ¿por qué se expulsa al único concejal del PP de Almonte que estaba a favor de trabajar por su pueblo apoyando al gobierno local? ¿Cuáles son las causas? ¿Por qué no sale a explicárselo a los almonteños, en vez de manipular y mentir sobre sus rivales políticos? ¿de qué viene a dar clases? ¿de ejemplaridad? Lamentable.
A usted le interesa la confrontación política, el caos, la pelea rastrera y las acusaciones públicas incendiarias; a ver si así gana algo, aunque tenga que quemar en la hoguera a unos cuantos de los suyos, qué más da, son peones, ya vendrán más. ¿Quién es el CÍNICO?