La inminente llegada de elecciones está provocando autenticas barbaridades dentro del espectro político nacional. La lucha por la “pole position” en el centro derecha deja en evidencia que aquí, concesiones las justas.
La propuesta de Albert Rivera de pactar una abstención junto al Partido Popular para que gobierne Sánchez no se la ha creído nadie. No deja de ser una estrategia inteligente para tratar de coger algo de popularidad, el problema es que es demasiado evidente que no deja de ser un movimiento más en clave electoral, que una propuesta seria, útil y sincera. ¿Quién va a creerse un pacto entre Rivera y Casado, si hablaron diez minutos antes de salir a la rueda de prensa? No hay consenso, no hay “por el bien del Estado”, el caldo de cultivo de este engendro es solo la ambición de recoger los votos que se le están escapando.
Enzarzados en la pelea por el centro derecha, CIUDADANOS, está perdiendo el norte. Las encuestas les dan un resultado mucho peor que en los últimos comicios, y ante la creciente recuperación de los populares, corre el riesgo de quedarse en un mero observador sin fuerza ni prestigio. Desinflado y venido a menos, como le pasara a UCD, CDS o más recientemente a UPYD.
Ciudadanos salió de Cataluña con una vitola de partido joven, reformista, desde el centro, ideal para los nuevos tiempos y acabar con los partidos de siempre. Pero con el paso de estos ajetreados años las vitolas se caen. Echarse a la derecha, pactar con VOX, ha desintegrado el alma del partido, cuyos fundadores están cogiendo la puerta, día sí, y día también.
Un partido que ha demostrado no tener estructura alguna. Caso evidente el de nuestra provincia, con centros de poder en la capital y Aljaraque, abandonando el resto de municipios, con candidatos a las elecciones municipales abandonados a su suerte; Tanto, que a una semana de los comicios no tenían ni programa, ni panfletos, ni siquiera un video o una foto de campaña, poniendo el dinero de su bolsillo para parecer algo decentes.
Hasta en su tierra hace aguas. Encuestas que le sitúan en su casa, en Cataluña, cayendo a la tercera posición, con una bajada del 40% respecto a las últimas elecciones a la Generalitat. De ganarlas a quedarse con apenas 20 escaños.
Es una señal de falta de credibilidad por parte de sus votantes y falta de ilusión en un proyecto que, o bien ha cogido la deriva equivocada, o bien era más ruido que nueces.